"Blood and candle smoke", Tom Russell (2009)


KEPA ARBIZU
Lumpen




El country tiene fama de ser una música de tono conservador, algo machista y casi dedicada exclusivamente a glosar sobre mujeres, borracheras y vacas. En cierto modo es comprensible dicha afirmación pero en absoluto es cierta. Tom Russell es uno de los muchos ejemplos que certifica todo lo contrario.

Nacido en Los Ángeles hace casi sesenta años, tiene en su cuenta más de una veintena de discos publicados. Su estilo sin ser puramente country, o por lo menos no atado estrictamente a las características del género, es uno de sus máximos representantes hoy en día. Además de esta labor, se vale de la escritura, tiene varios libros publicados, y de la pintura para transmitir todo tipo de historias y pensamientos. Al margen de los estereotipos ya comentados su imaginería es mucho más amplia que eso. Incluye historias truculentas, reflexiones sobre perdedores, las dificultades de vivir en un país repleto de fronteras (no sólo geográficas), incluso dedicar un disco a su amigo Charles Bukowski y a la generación beat.

Si en algún caso ha tenido sentido la etiqueta “americana” para describir un sonido, es en el de Tom Russell. Nadie como él representa esa mezcla de todas las raíces clásicas puestas al día. Desde sus primeras grabaciones ha tenido que cargar con la losa de ser llamado a ocupar el espacio dejado por Johnny Cash, y aunque se entiende dicha comparación por su tono de voz y el modo de construir canciones sobrias y oscuras, no es de recibo marcar su carrera en una tarea nada grata y casi imposible de realizar.

Su nuevo disco, “Blood and candle smoke”, puede ser entendido como un resultado lógico debido a su forma de afrontar el country, repleto de influencias y donde se mezclan con total normalidad, el folk, el rock o el mismo tex-mex. Por eso no es de extrañar, y ya digo que parece razonable que en su nuevo álbum, Calexico colabore de una manera esencial aportando su instrumentación a las canciones. John Burns y su gente empapan las composiciones de Russell con su mejor arma, el rock tradicional visto desde el otro lado de la frontera, ejecutándolo con todo tipo de instrumentos: trompetas, percusiones imposibles, acordeones, piano... todo esto, además de un colaborador ya habitual como Gretchen Peters, son los condimentos añadidos a la base habitual que utiliza el músico norteamericano.

En cuestiones sonoras el disco es bastante homogéneo, no hay casi ningún momento que se salga del canon explicado anteriormente, que por otra parte está lleno de matices. No es exagerado decir que la voz de Tom Russell ha alcanzado su madurez total, con el paso del tiempo se ha vuelto más cruda a la par que penetrante. El contraste que resulta de ese tono frente a la orquestación tan densa que alcanzan algunos temas es uno de los puntos fuertes de esta grabación. “East of Woodstock, West of Viet Nam”, canción que abre el disco, es una biografía parcial del autor interpretada como si Elvis Presley y Johnny Cash se fundieran y estuvieran acompañados de una banda de mariachis. Curiosa mezcla, de brillante resultado, que de una u otra manera se repetirá en otras ocasiones como en la lenta y profunda “Guadalupe” o en “Nina Simone”, dedicada a la gran cantante.

“Santa Ana Wind” es un tema épico, donde canta con fuerza y emoción a la manera que lo podría hacer Bruce Springsteen. Influencia que también se les puede aplicar a la reivindicativaThe most dangerous woman in America”, dedicada a la activista sindical Mother Jones, a “Crosses of San carlos”, o a “American Rivers”, entre otras. Todas ellas tienen un nivel sobresaliente además de una temática parecida, el reconocimiento a los indios nativos americanos y a su cultura. “Criminology” destaca al ser cantada con un tono menos grave de lo habitual. Hecho que ayuda a que el ritmo también sea menos denso y oscuro. Dato curioso viendo el nombre del tema.

También hay espacio para cuestiones amorosas en “Finding you. “Mississippi river runinnbackwards” consigue ser uno de los momentos más destacados por medio de un soul cercano en estilo a Van Morrison. El disco se cierra con su voz sonando más profunda que nunca en la bella canción, “Darkness visible”.

Puede parecer exagerado pero escuchando este disco uno tiene la sensación de que Tom Russell ha creado un nuevo estilo, al margen de “americana”, country tradicional o cualquier otro epígrafe. Su, ya de por sí, habitual mezcla sonora toma otra dimensión con la incorporación de Calexico. Suena sorprendente y novedoso, pero por encima de todo, de enorme calidad.