'Un guión para Artkino': lo que pudo haber sido


La muerte de Mario Merlino nos hace pensar en la posibilidad de cambiar lo que ya es. Imaginar qué hubiese sucedido si un hecho no se hubiese producido es lo que hace Fogwill


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Soitu




No podía sospechar las sorpresas que me esperaban esa mañana de sábado cuando amodorrado en la cama oí el timbre de la puerta. El ovillo perfecto en que me había convertido se resquebrajó al segundo timbrazo. El esfuerzo titánico de levantarse del catre debería de estar siempre tan bien recompensado como en esta ocasión, pues pocas cosas hay tan gratificantes como que un ser querido te lleve el periódico a casa.

Después, con el café sobre la mesa y relajados entre noticias deportivas y suplementos culturales, descubrí para mi desgracia la muerte de Mario Merlino. Quizá muchos de vosotros no sepáis quién es ni hayáis tenido el inmenso placer de pasar algún tiempo con él, pero para los que tuvimos ese privilegio os aseguro que nos costará mucho tiempo acostumbrarnos a este hueco.

Mario Merlino, y menciono el apellido y así lo haré siempre, pues éste le da una impronta mágica o fantástica, facultándolo a realizar cosas fuera de lo común. En un mundo donde lamentablemente nos especializamos mal y pronto, Mario Merlino realizó mil actividades y proyectos relacionados con la cultura, cual humanista clásico, todos con esmero y dedicación.

Exiliado de su Argentina por la Dictadura de Videla, a los fascistas nunca les cayó bien la gente inteligente, culta y comprometida, España tuvo la suerte de ser su lugar de residencia. Fue aquí donde desarrolló sus múltiples facetas de poeta, crítico literario, performancer y traductor (seguro que olvido alguna más), llegando a obtener el reconocimiento de sus propios colegas en todos los campos, especialmente en el de la traducción donde ocupó la presidencia de ACETT traductores y obtuvo el Premio Nacional de Traducción en 2004.

Sin embargo lo que me gustaría resaltar desde este espacio es la gratitud enorme que siento hacia Mario Merlino, porque Mario era de las personas que apetecía escuchar, y que cuanto más escuchabas más inquietud y más ganas de aprender te generaba. La pasión que trasmitía borraba su apariencia dura, y con una poderosa energía y unos ojos azules centellantes fijos en ti, narraba mil anécdotas, curiosidades e historias que había leído, conocido o vivido todas con dedicación y afecto.

Ese ha sido mi mayor privilegio, junto al de poder haberme divertido con sus performances sutiles y cultas. Afortunadamente nos quedan sus estupendas traducciones, en especial la de autores portugueses, y sus libros (poemarios incluidos). "Me gustan las palabras. Me gusta bajar por la mañana a comprarlas y elegirlas, una a una, como si fueran albaricoques maduros", escribió Merlino junto a Jesús Marchamalo en su último libro, 'No hay adverbio que te venga bien', y es verdad, elegías con mimo lo que decías y cómo lo decías. Ahora, huérfanos de tus versos, sólo consuela recordarte.

Cuando sucede un fallecimiento de un ser cercano siempre pensamos lo que pudo haber sido si hubiésemos estado allí, hubiésemos pasado más tiempo con él o si le hubiésemos dicho lo importante que era para nosotros. ¿Pero existe otra posibilidad de cambiar lo que ya es? Definitivamente no, pero si podemos imaginar lo que hubiese sucedido si un acontecimiento no se hubiese producido. Por ejemplo: ¿Qué hubiese pasado si el capitalismo estuviera al borde de la extinción debido al predominio de las ideas socialistas-comunistas? ¿Podemos suponer un mundo donde la URSS fuese la potencia dominante y todas las naciones la tomaran como ejemplo?.

Ese mundo ficticio es el recreado por Fogwill en su última novela: 'Un guión para Artkino'. Escrita en los años 70 ante la posibilidad de una Argentina socialista, el loco Fogwill desarrolla una trama donde él mismo o una suplantación de su personalidad es el principal protagonista.

En un mundo futuro, hoy casi pasado, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas es el referente, su modelo de sociedad, su ideal de trabajo y de organización política se han implantado en la mayoría de los estados. Sólo quedan países aislados donde pervive el sistema capitalista.

En esa Argentina imaginaria, vive Fogwill, un escritor merecedor del prestigio literario que le han otorgado unas decenas de libros y le han llevado a ocupar un puesto importante en el Sindicato, dependiente Partido. Un símil a la american way of life, donde todo irradia felicidad. La familia bien avenida, la cuidadora de los niños, la madre en el hogar, el prestigio social del marido… todo rodeado de los elementos de 'consumo' socialistas como los coches rusos y el diario Pravda.

Sin embargo el encargo de un guión al pseudo Fogwill por parte de Artkino, los estudios de cine más importantes del momento, un Hollywood a los moscovita, le complica la existencia. Su relación con la secretaria, una joven estudiante, la incorporación de su mujer al Partido y otros elementos desencadenan una debacle del autor-protagonista.

Un ejercicio de ficción literaria que pone en relieve las necesidades estatales de cualquier color político por reglar y dominar al individuo en cualquier aspecto de su existencia. Una recomendable lectura breve y divertida para amenizar nuestra incorporación laboral. Si ya nos gustó'Help a él', éste le viene a la par. ¡Larga vida a este bigotudo de desbordante imaginación!