"El cine sirve para explorar las zonas prohibidas"


La actriz francesa Isabelle Huppert habla sobre su nueva película, 'Home'



ÁLEX VICENTE
Público

La subversión es su lema. Isabelle Huppert (París, 1953) lleva cerca de cuatro décadas encadenando personajes ariscos, sádicos, torturados y vulnerables, que la han convertido en una de las actrices más respetadas de nuestro continente.

En las distancias cortas, Huppert no parece la heroína gélida y atormentada de sus películas. Menuda y vivaz, se distingue por su gesto amable y una sonrisa sincera. "Se tiene una imagen de mí en las antípodas de lo que realmente soy", sostiene.

Su último filme, que se estrena este viernes en España, se titula 'Home', debut de la joven directora suizofrancesa Ursula Meier (Besançon, 1971), un cuento moral sobre la imposibilidad de subsistir en los márgenes de la sociedad, a través de la historia de una familia que vive en una casa situada junto a una autopista abandonada, convertida en un hogar extraño pero dulce. Sin embargo, cuando la autopista quede abierta a la circulación deberán readaptarse al mundo del que decidieron huir.

Huppert, que en la película interpreta a un nuevo personaje ambiguo y complejo, sigue teniendo un ojo infalible para elegir proyectos inclasificables. Cuenta que el año que viene será Blanche Du Bois en un nuevo montaje de 'Un tranvía llamado deseo' que se estrenará en febrero de 2010 en París.

Y confirma que protagonizará la nueva película de Michael Haneke, principal cómplice de la actriz francesa en su lucha particular contra el cine más aséptico y convencional.

Home habla de una voluntad común: marcharse a vivir lejos del mundanal ruido frente al imperativo de la socialización. ¿Es un deseo que comparte?

En absoluto. Considero que en esta vida hay que hacer concesiones y encontrar puntos medios respecto a este problema. Podemos deplorar la vida en sociedad y la mirada del otro todo lo que queramos, pero en el fondo sabemos que el hombre necesita vivir de esta manera. Es más: para existir necesitamos la presencia del otro.

¿Puede interpretarse esta película como una puesta al día del mito de la caverna?

Me parece una lectura bastante evidente, pero que extrañamente nadie destacó cuando Home se estrenó en Francia. Es la locura de mi personaje lo que crea esta increíble regresión hacia el estado original de la familia. La madre pretende que sus hijos vuelvan al vientre materno. La casa de la película simboliza la matriz.

Parte de una situación cercana a la ciencia-ficción, pero logra convertirla en algo creíble.

Exacto. La familia vive una situación que ningún espectador puede conocer y, al mismo tiempo, todo está tratado de forma realista y convincente. Además, existe otra dificultad añadida: los personajes parten de arquetipos el padre, la madre, la adolescente conflictiva, el hijo travieso que se acaban convirtiendo en seres complejos. Cuando leí el guión me preocupó que la directora no fuera capaz de salir de la posición esquemática del principio, pero al final se ha salido con la suya.

Ha dicho que, como actriz, lo que más le interesa son "los estados de gran fragilidad".

No es algo que haya elegido conscientemente, sino más bien algo que me han propuesto repetidamente y que nunca he excluido. Siempre me ha gustado ahondar en esta dimensión de mis personajes, lo que supone ejecutar una exploración de uno mismo. Sigo creyendo que ser actor consiste en hacer aparecer en pantalla una parte invisible de uno mismo.

¿El personaje se adapta a usted, y no al contrario?

Construir un personaje es un proceso que se mueve en ambos sentidos. Pero, personalmente, creo que siempre termina ganando la persona y no el papel. Por mucho que nos esforcemos en hacerlo creíble, un personaje nunca existe, mientras que las personas somos reales. Y, a mi entender, lo único interesante que puede hacer el cine es hacer circular la realidad. Sólo lo que tiene un fundamento real llega a alcanzar al espectador. No hace falta que yo haya vivido lo mismo que mi personaje, pero es necesario que tenga cabida en mi imaginario.

Si no encuentra esa base compartida con un personaje, ¿no acepta interpretarlo?

Si no encuentro esta condición, no es algo que suela interesarme. Aunque en el fondo siempre hay formas de acercarse a un personaje. Los actores somos grandes depredadores: nos alimentamos de historias ajenas y las transformamos en algo propio. Somos secuestradores en toda regla, aunque al final nadie se da cuenta de ello al ver la película. Pero no hay que tener miedo de seguir este proceso: es lo que se debe hacer para lograr un buen resultado.

En su carrera se observa un interés permanente por cruzar las fronteras de lo convencional a través de proyectos de alto riesgo.

Es que nunca he entendido el interés de hacer cine y teatro si no es para ir a esos lugares un poco oscuros. El cine debe servir para explorar las zonas prohibidas. No es sólo que no me dé ningún miedo, sino que me parece lo único interesante que puedo hacer, o incluso lo único que me divierte.

¿Por qué cree que la mayoría de intérpretes eligen otras vías más fáciles?

Bueno, es que no siempre se encuentran los proyectos adecuados. Para entrar en esas zonas prohibidas hace falta cierto talento, por lo que es más difícil encontrar este tipo de películas que otras cosas más ligeras. Dicho esto, a mí también me gusta hacer películas más fáciles y cómodas de vez en cuando. No es que me sienta exclusivamente atraída por la incomodidad y el malestar.

¿Diría que su gusto por los personajes moralmente ambiguos ha perjudicado su reconocimiento como actriz?

Tal vez sea así. Observo que la gente me confunde cada vez más con mis personajes. Se trata de una confusión incontrolable. Durante mucho tiempo me ha dado igual, pero en los últimos años he empezado a pensar que me gustaría cambiar esta percepción, aunque sé que es casi imposible.

Michael Haneke ha dicho que prepara una película sobre "la decrepitud provocada por la vejez". ¿Formará parte de ella?

Sí, aunque aclaro que no tratará de mi vejez [risas]. Vamos, por lo menos eso espero. Hablará de la relación entre una mujer y su anciano padre. O eso creo, porque no he leído el guión. Me gusta pensar que existen dos o tres personas sobre la faz de la Tierra a quien podemos decir que sí sin lamentar las consecuencias. Y Haneke es uno de ellos.

El director de cine austríaco dice que la palabra que más odia es "sentimental".¿Y la suya?

Elegiría la misma. Debe ser por eso que nos entendemos tan bien. Su crítica suprema es decir que algo no le gusta porque resulta demasiado endulzado. Y tiene razón: es la peor manera de mostrar la belleza de los sentimientos. La cursilería, el remilgo y la falsa amabilidad son cosas que no me gustan nada.

¿Cuál ha sido el encuentro más importante de su carrera?

Ha habido dos: Michael Haneke y Claude Chabrol. Tengo la suerte de formar parte de la obra de cada uno. En ambos casos, se trata de un conjunto que sobrepasa cada película en sí. Además, en los dos casos fue extremadamente fácil adentrarme en su universo, mucho más que con cualquier otro realizador. Resulta agradable pensar que tal simplicidad en el plano humano acabe generando tanta complejidad y sofisticación a nivel artístico.

Sin embargo, con Haneke no se entendieron a la primera.

Es cierto. Me propuso hacer Funny Games y le dije que no. Todavía me acuerdo del día. Me encontraba de viaje por Escocia y le llamé desde una cabina telefónica. Se quedó muy decepcionado, pero no se lo tomó mal. Creo que el hecho de empezar diciendo que no creó unos cimientos más sólidos en nuestra relación profesional.

¿Dice que no a menudo?

Claro. Digo que no a todo lo que es malo.

Dijo que no a Quentin Tarantino, quien le propuso un papel en Malditos bastardos. ¿Tarantino también es malo?

Era un papel minúsculo, tan pequeño que lo acabó cortando del metraje final. Así que suerte que le dije que no, porque no me lo hubiera tomado nada bien. No fue un problema de personalidad, ni de química, como se ha dicho. Ya tendremos la ocasión de hacer otra película, con un papel grande si es posible.

No sé si sabe que Pedro Almodóvar dijo que, si tuviera que rodar con una actriz francesa, escogería a Emmanuelle Devos o a usted.

¿De verdad? Pues le respondo que me llame cuando quiera y nos ponemos a ello. Además, me encanta EmmanuelleDevos, así que nos podría contratar a las dos al mismo tiempo. Si lo ve por ahí, dígale que podríamos interpretar a un par de hermanas, o algo así.

Cinco directores que transformaron a Huppert en una estrella

Haneke


A finales de los noventa, mientras Huppert interpretaba a María Estuardo en un teatro londinense, recibió la visita de un semidesconocido realizador austriaco, que le propuso protagonizar ‘Funny Games’. Huppert le dijo no, pero Haneke no se lo tomó mal. Más tarde le ofreció ‘La pianista’ (2001) y ‘El tiempo del lobo’ (2003). Rodarán su tercera colaboración en 2010.

Chabrol

Un encuentro fortuito en un aeropuerto en los setenta originó una larga colaboración con el cineasta. Huppert considera que el director ha sido “un guía” a lo largo de su carrera, tras rodar siete filmes juntos, como ‘La ceremonia’ (1995), ‘Gracias por el chocolate’ (2000) y ‘Borrachera de poder’ (2006).

Godard


Su colaboración fue breve pero determinante. “Godard es como un oráculo”, sostiene la actriz, que protagonizó dos de sus películas: ‘Sálvese quien pueda’ (1980), donde interpretaba a una prostituta, y ‘Pasión’ (1982). “Godard tiene la increíble habilidad de saber trabajar con la parte bruta de un actor”, dice Huppert.

Tavernier

Rodó con él ‘El juez y el asesino’ (1976) y ‘1280 almas’ (1980). “Los filmes de Tavernier indagaban en temas sobre los que no se hablaba mucho en aquella época, como la diferencia entre la normalidad y la locura”, dice la actriz. En su trabajo junto a Tavernier, Huppert trabajó con un registro ambiguo, entre la cordura y la demencia.

Cimino

El director estadounidense la escogió entre cientos de candidatas para protagonizar el western ‘La puerta del cielo’ (1980), el mayor fracaso de la historia de Hollywood. “La elegí por intuición. No sabía ni quien era, pero sabía que era una persona inteligente. Ella es un genio”, asegura Cimino.