Un documental desvela la historia de la grabación de 'La leyenda del tiempo'
AMELIA CASTILLA
El País
La leyenda del tiempo, el disco que cambió la historia del flamenco, se grabó por culpa de unas sábanas. Así se desprende del documental Tiempo de Leyenda, que se estrena hoy en Barcelona en el festival In-Edit. Beefeater 2009. Ricardo Pachón, productor del álbum, sonríe al recordarlo. Todo estaba preparado para empezar con los ensayos del que iba a ser el nuevo álbum de Camarón y él y su esposa Chispa aterrizaron en 1979 en Sevilla. Manuel Molina, de Lole y Manuel, tenía ya un montón de canciones listas llamadas a ser el repertorio del disco con el que Camarón iba a pegar un cambio a su carrera, tras grabar nueve discos con Antonio Sánchez (padre de Paco de Lucía). Pero todo se estropeó en una noche. Camarón y su esposa, que se alojaron en la casa de Lole y Manuel, regresaron a la mañana siguiente a La Línea. ¿Motivo? Las sábanas que la mujer de Camarón llevaba en la maleta para poner en la cama. Lole no se tomó precisamente bien que nadie viniese a su casa con sábanas propias.
En medio de la debacle que supuso la ruptura empezó una carrera por buscar nuevos temas. Pachón había arreglado algunos poemas de García Lorca y Kiko Veneno tenía medio listo el Volando voy y con ese material arrancaron. Treinta años después, con Camarón convertido en un mito, llega el documental. Un estupendo recuento del proceso de creación del legendario disco.
Camarón había decidido borrar el "De la Isla" de su nombre artístico, Tomatito cumplía el servicio militar, Raimundo Amador acababa de casarse, Jorge Pardo despuntaba como flautista, Kiko Veneno agitaba el panorama underground, Rubem Dantas lucía melena negra, Diego Carrasco hacía de palmero y Ricardo Pachón tenía por delante lo mejor de su carrera como productor. Había firmado cuatro discos con Polygram.
La leyenda del tiempo fue el primero de la tanda, el primero también en el que no participó Paco de Lucía, con el que Camarón llevaba años trabajando. Como productor, Pachón asume que se colgó totalmente con el sonido del disco que grabaron Sabicas y Joe Beck, en 1966. "La fusión del flamenco y el rock llegó a obsesionarme, lo reconozco. La leyenda del tiempo me daba una oportunidad más de meter cuchara".
Los ensayos comenzaron en la localidad sevillana de Umbrete y todo fue sobre ruedas. "Camarón estaba sin estar. No era un hombre ilustrado pero sí muy inteligente; observaba todo como si fuera invisible pero controlaba muchísimo. Ni los sintetizadores, ni los bajos ni el piano le asustaron. En ese disco no se usó el cajón: 'Por bulerías no me toques los cajones', le decía a Dantas. Desde el primer día se sintió a gusto con todos aquellos músicos". Con las canciones listas, el equipo recaló en Madrid, en el estudio de lujo de Polygram, donde trabajaron más de un mes.
"Fue una de esas grabaciones en las que la compañía se vuelca. Camarón ya era por entonces un artista respetado y confiaban en sus cualidades, sabían que era un artista bueno y de una sensibilidad extraordinaria pero no vendía mucho", cuenta Alfredo Garrido, director artístico del álbum.
La publicación de La leyenda del tiempo fue un chasco. La crítica especializada le dio más de un palo y hubo gitanos en Sevilla que volvieron a las tiendas y pidieron que les devolvieran el dinero porque les parecía que aquello no sonaba a Camarón. Treinta años después, las ventas de La leyenda del tiempo no superan las 100.000 copias y se ha editado en todos los formatos.
En medio de la debacle que supuso la ruptura empezó una carrera por buscar nuevos temas. Pachón había arreglado algunos poemas de García Lorca y Kiko Veneno tenía medio listo el Volando voy y con ese material arrancaron. Treinta años después, con Camarón convertido en un mito, llega el documental. Un estupendo recuento del proceso de creación del legendario disco.
Camarón había decidido borrar el "De la Isla" de su nombre artístico, Tomatito cumplía el servicio militar, Raimundo Amador acababa de casarse, Jorge Pardo despuntaba como flautista, Kiko Veneno agitaba el panorama underground, Rubem Dantas lucía melena negra, Diego Carrasco hacía de palmero y Ricardo Pachón tenía por delante lo mejor de su carrera como productor. Había firmado cuatro discos con Polygram.
La leyenda del tiempo fue el primero de la tanda, el primero también en el que no participó Paco de Lucía, con el que Camarón llevaba años trabajando. Como productor, Pachón asume que se colgó totalmente con el sonido del disco que grabaron Sabicas y Joe Beck, en 1966. "La fusión del flamenco y el rock llegó a obsesionarme, lo reconozco. La leyenda del tiempo me daba una oportunidad más de meter cuchara".
Los ensayos comenzaron en la localidad sevillana de Umbrete y todo fue sobre ruedas. "Camarón estaba sin estar. No era un hombre ilustrado pero sí muy inteligente; observaba todo como si fuera invisible pero controlaba muchísimo. Ni los sintetizadores, ni los bajos ni el piano le asustaron. En ese disco no se usó el cajón: 'Por bulerías no me toques los cajones', le decía a Dantas. Desde el primer día se sintió a gusto con todos aquellos músicos". Con las canciones listas, el equipo recaló en Madrid, en el estudio de lujo de Polygram, donde trabajaron más de un mes.
"Fue una de esas grabaciones en las que la compañía se vuelca. Camarón ya era por entonces un artista respetado y confiaban en sus cualidades, sabían que era un artista bueno y de una sensibilidad extraordinaria pero no vendía mucho", cuenta Alfredo Garrido, director artístico del álbum.
La publicación de La leyenda del tiempo fue un chasco. La crítica especializada le dio más de un palo y hubo gitanos en Sevilla que volvieron a las tiendas y pidieron que les devolvieran el dinero porque les parecía que aquello no sonaba a Camarón. Treinta años después, las ventas de La leyenda del tiempo no superan las 100.000 copias y se ha editado en todos los formatos.