"Adiós, princesa", Juan Madrid (2008)

KEPA ARBIZU
Lumpen


A Juan Madrid ninguno de sus casi 30 libros le ha reportado tanto éxito, por lo menos a nivel de popularidad, como su colaboración en las labores de guionista para la serie de televisión “Brigada central” (más tarde convertida en serie de novelas), preocupada en enseñar la vida más o menos cotidiana dentro de una comisaría española. No fue su única incursión en el medio audiovisual, también fue importante su labor en la película “Días contados”. Pero lo que de verdad es reseñable de este malagueño, es su aportación a la novela negra europea (decir española sería limitar su campo).

En su nueva publicación, “Adiós princesa”, recupera al mítico personaje de Toni Romano (investigador privado después de abandonar la policía), esta vez flanqueado por el también interesante Juan Delforo, (escritor acusado de homicidio), claramente inspirado en el propio autor, ambos periodistas antes que escritores y dedicados a la docencia en algún momento de sus vidas.

La historia trata sobre el asesinato de una joven periodista (presentadora de informativos para más señas) y todo el conflicto de intereses que se irá desenmarañando según avance la investigación, debido principalmente a las pruebas que hacen sospechar de su idilio con el príncipe español. El dato que ha servido para darle popularidad a la novela creo que es lo menos importante, o por lo menos no debe ser el foco de nuestra atención. Para imbuirnos, y comprender la historia, deberemos desprendernos de chismorreos y detalles “rosas” que no aportan nada excesivamente clarificador .

Fiel a su estilo, una escritura certera y sobria, Juan Madrid utiliza perfectamente el costumbrismo al modo de Baroja o Sánchez Ferlosio para hacernos el retrato de un montón de historias menores protagonizadas por secundarios, característica que hace poseedora a la novela de un ambiente muy especial. No se aleja demasiado de los clásicos del género negro tampoco y mientras que los protagonistas desprenden un aroma clarísimo a Chandler, es Hammet el que aparece en todo el poso ideológico de la novela, reflejando la podredumbre estructural de todos los estamentos de la sociedad (abogados, periodistas, policías, servicios secretos).

Apasionante novela que resulta algo larga por el exceso de historias y vaivenes en el argumento pero que una vez terminada, deja la sensación certera de haber asistido a un pasarela de personajes a cada cual más amoral y servidores casi todos a unos intereses capaces de manejar a su antojo la vida de cualquier humano.