JESÚS ALEJO
Milenio
Artista comprometido, el poeta y dramaturgo británico, galardonado en 2005 con el Nobel de Literatura murió a los 78 años.
No pudo asistir a recibir el Premio Nobel de Literatura, en 2005, por recomendaciones de su médico, pero ello no le impidió pedir un juicio contra el presidente estadunidense, George W. Bush, y contra el primer ministro británico, Tony Blair, en la Corte Penal Internacional en La Haya por crímenes de guerra en la invasión a Irak.
“La invasión a Irak fue un acto de bandidos, un acto de terrorismo de Estado abierto, que demostró el desprecio absoluto por el principio del derecho internacional”, dijo en aquel momento.Dicho discurso, grabado por Harold Pinter poco antes de ingresar al hospital, refleja la estatura política e intelectual del dramaturgo, considerado como la espina dorsal del teatro británico y, en particular, una voz rebelde, un activista político muy crítico, en especial con los gobiernos de Londres y Washington.
El escritor y dramaturgo británico, falleció el miércoles por la noche a los 78 años tras una larga batalla contra el cáncer, dio a conocer su segunda esposa. “Era un gran hombre y fue un privilegio vivir con él durante más de 33 años. Se quedará para siempre en nuestra memoria”, declaró Antonia Fraser al anunciar el fallecimiento del creador, a causa de un cáncer de esófago diagnosticado en 2002.
El autor de obras como La fiesta de cumpleaños, traducida por Carlos Fuentes en México, El regreso a casa o El guardián nocturno, por mencionar sólo unas cuantas de las más de 30 que conforman su bibliografía, también fue poeta, actor y guionista.Pero ante todo fue el eje del teatro británico, donde se impuso con un inequívoco estilo hecho de pausas, modismos y juegos de palabras para intentar clarificar las personalidades de los protagonistas de sus obras. Para Pinter, el silencio podía expresar incluso más violencia que la palabra más dura.
La Academia Sueca reconoció al autor británico por sus “obras, en las que descubre el precipicio que hay detrás de los balbuceos cotidianos y que irrumpe en los espacios cerrados de la opresión”.“Estoy muy conmovido. Es algo que no esperaba para nada en ningún momento”, comentó un Pinter ya frágil de salud a la puerta de su casa en Londres, tras conocer que le habían concedido el Nobel, en 2005.
Ciudadano del mundo
Hijo de un sastre judío, Pinter nació el 10 de octubre de 1930 en Hackney, un barrio popular del este de Londres.
El éxito le llegó con El guardián nocturno, obra que transformaría en guión cinematográfico para ser filmada en 1963. Años después volvió a dejarse seducir por el cine al escribir otros guiones como el de La mujer del teniente francés.Su estilo muy peculiar, que incluye largos silencios y la jerga de su barrio, causó tal impacto en su época que el prestigioso Oxford English Dictionary acuñó el término “pintoresco” para referirse a él.
Este artista comprometido era considerado un rebelde antiimperialista y defensor de los derechos humanos, que si bien llegó a pedir la comparecencia ante la Corte Internacional de Justicia de Tony Blair y George Bush por haber desencadenado la guerra en Irak, ya desde los años ochenta había sido un crítico mordaz de la política del presidente estadunidense Ronald Reagan y de Margaret Thatcher, entonces primera ministra británica.
Más tarde Pinter descargó su ira contra la acción de la ONU en Kosovo (1999), la invasión norteamericana de Afganistán (2001) y la guerra en Irak (2003), describiendo a Tony Blair como “un idiota lleno de ilusiones” y calificando a Bush de “criminal de guerra”.
Harold era un personaje en política, un polemista que libró una lucha sin cuartel contra la política exterior estadunidense y a veces contra la británica. Pero en la vida privada, era el más leal de los amigos y un hombre rebosante de generosidad. “Era tan gran hombre como gran dramaturgo”, dijo de él su amigo y biógrafo Michael Billington, a la televisión Sky News.
Durante su vida, Harold Pinter se sintió obligado a tomar partido político como “ciudadano del mundo”, con lo cual abrazó causas como el desarme nuclear, la defensa de Cuba frente al embargo estadunidense y el rechazo del bombardeo de la OTAN en Serbia en 1999.
Dramaturgo, director, actor, poeta y activista político, Harold Pinter dejó dicho que su vida literaria no fue más que “una vida de placer, desafío y entusiasmo”. La agente literaria de Pinter, Judy Daish, dio a conocer que sus funerales serán privados, sin especificar la fecha.
Claves
Lúcido e intransigente
Harold Pinter fue un intelectual con posicionamientos políticos claros, que defendía sin ambages. El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, recordó a ese rebelde antiimperialista y defensor de los derechos humanos como un “humanista lúcido, intranquilo e intransigente”, y con un “temperamento contestatario y heterodoxo”.
“El premio Nobel atribuido en 2005 significó una consagración tardía para su inmensa obra, pero también un homenaje al valor y al compromiso de un hombre contra todas las formas de barbarie, un hombre que renunció al confort de la notoriedad para caminar siempre sobre la cuerda floja.”
El dramaturgo, disidente y presidente checo Vaclav Havel subrayó que “fue de gran importancia la solidaridad que Harold Pinter manifestó hacia mí y hacia mis amigos en la época de nuestra resistencia” contra el régimen comunista desaparecido en 1989.
No pudo asistir a recibir el Premio Nobel de Literatura, en 2005, por recomendaciones de su médico, pero ello no le impidió pedir un juicio contra el presidente estadunidense, George W. Bush, y contra el primer ministro británico, Tony Blair, en la Corte Penal Internacional en La Haya por crímenes de guerra en la invasión a Irak.
“La invasión a Irak fue un acto de bandidos, un acto de terrorismo de Estado abierto, que demostró el desprecio absoluto por el principio del derecho internacional”, dijo en aquel momento.Dicho discurso, grabado por Harold Pinter poco antes de ingresar al hospital, refleja la estatura política e intelectual del dramaturgo, considerado como la espina dorsal del teatro británico y, en particular, una voz rebelde, un activista político muy crítico, en especial con los gobiernos de Londres y Washington.
El escritor y dramaturgo británico, falleció el miércoles por la noche a los 78 años tras una larga batalla contra el cáncer, dio a conocer su segunda esposa. “Era un gran hombre y fue un privilegio vivir con él durante más de 33 años. Se quedará para siempre en nuestra memoria”, declaró Antonia Fraser al anunciar el fallecimiento del creador, a causa de un cáncer de esófago diagnosticado en 2002.
El autor de obras como La fiesta de cumpleaños, traducida por Carlos Fuentes en México, El regreso a casa o El guardián nocturno, por mencionar sólo unas cuantas de las más de 30 que conforman su bibliografía, también fue poeta, actor y guionista.Pero ante todo fue el eje del teatro británico, donde se impuso con un inequívoco estilo hecho de pausas, modismos y juegos de palabras para intentar clarificar las personalidades de los protagonistas de sus obras. Para Pinter, el silencio podía expresar incluso más violencia que la palabra más dura.
La Academia Sueca reconoció al autor británico por sus “obras, en las que descubre el precipicio que hay detrás de los balbuceos cotidianos y que irrumpe en los espacios cerrados de la opresión”.“Estoy muy conmovido. Es algo que no esperaba para nada en ningún momento”, comentó un Pinter ya frágil de salud a la puerta de su casa en Londres, tras conocer que le habían concedido el Nobel, en 2005.
Ciudadano del mundo
Hijo de un sastre judío, Pinter nació el 10 de octubre de 1930 en Hackney, un barrio popular del este de Londres.
El éxito le llegó con El guardián nocturno, obra que transformaría en guión cinematográfico para ser filmada en 1963. Años después volvió a dejarse seducir por el cine al escribir otros guiones como el de La mujer del teniente francés.Su estilo muy peculiar, que incluye largos silencios y la jerga de su barrio, causó tal impacto en su época que el prestigioso Oxford English Dictionary acuñó el término “pintoresco” para referirse a él.
Este artista comprometido era considerado un rebelde antiimperialista y defensor de los derechos humanos, que si bien llegó a pedir la comparecencia ante la Corte Internacional de Justicia de Tony Blair y George Bush por haber desencadenado la guerra en Irak, ya desde los años ochenta había sido un crítico mordaz de la política del presidente estadunidense Ronald Reagan y de Margaret Thatcher, entonces primera ministra británica.
Más tarde Pinter descargó su ira contra la acción de la ONU en Kosovo (1999), la invasión norteamericana de Afganistán (2001) y la guerra en Irak (2003), describiendo a Tony Blair como “un idiota lleno de ilusiones” y calificando a Bush de “criminal de guerra”.
Harold era un personaje en política, un polemista que libró una lucha sin cuartel contra la política exterior estadunidense y a veces contra la británica. Pero en la vida privada, era el más leal de los amigos y un hombre rebosante de generosidad. “Era tan gran hombre como gran dramaturgo”, dijo de él su amigo y biógrafo Michael Billington, a la televisión Sky News.
Durante su vida, Harold Pinter se sintió obligado a tomar partido político como “ciudadano del mundo”, con lo cual abrazó causas como el desarme nuclear, la defensa de Cuba frente al embargo estadunidense y el rechazo del bombardeo de la OTAN en Serbia en 1999.
Dramaturgo, director, actor, poeta y activista político, Harold Pinter dejó dicho que su vida literaria no fue más que “una vida de placer, desafío y entusiasmo”. La agente literaria de Pinter, Judy Daish, dio a conocer que sus funerales serán privados, sin especificar la fecha.
Claves
Lúcido e intransigente
Harold Pinter fue un intelectual con posicionamientos políticos claros, que defendía sin ambages. El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, recordó a ese rebelde antiimperialista y defensor de los derechos humanos como un “humanista lúcido, intranquilo e intransigente”, y con un “temperamento contestatario y heterodoxo”.
“El premio Nobel atribuido en 2005 significó una consagración tardía para su inmensa obra, pero también un homenaje al valor y al compromiso de un hombre contra todas las formas de barbarie, un hombre que renunció al confort de la notoriedad para caminar siempre sobre la cuerda floja.”
El dramaturgo, disidente y presidente checo Vaclav Havel subrayó que “fue de gran importancia la solidaridad que Harold Pinter manifestó hacia mí y hacia mis amigos en la época de nuestra resistencia” contra el régimen comunista desaparecido en 1989.