KEPA ARBIZU
Lumpen
“La historia más triste”, título pensado en un principio para el libro, es como define el narrador y protagonista de la novela todo las vicisitudes que le han tocado vivir. Y seguramente tenga razón en catalogarlo así, y lo que es peor, y la hace todavía más penosa, es que aunque escrita hace casi cien años, al día de hoy, son perfectamente creíbles las situaciones y modos de actuar de los personajes.
Ford Madox Ford se formó en un ambiente intelectual, acostumbrado a viajar habitualmente y a moverse por círculos literarios, pronto hace amistad con Joseph Conrad, la que les lleva a escribir juntos un par de novelas. Son sólo algunos de los innumerables libros , de todos los estilos, que escribió durante su vida, de los cuales destacan “El gran desfile y “El buen soldado”. Intervino en la creación de varias revistas literarias por las que pasaron grandes promesas luego convertidas en autores de referencia, Henry James, Anatole France y Hemignway entre otros.
Perteneciente a la corriente llamada Modernism, comparte con Joyce y Virginia Woolf la decisión de dar por finiquitada la novela clásica decimonónica y con la vista puesta en los franceses Flaubert y Maupaussant , pretenden apartar la, hasta ahora casi total, predominancia de las historias frente a la conciencia de los personajes. Así que son los encargados de construir una nueva novela más empapada en la sicología de los sujetos.
“El buen soldado” es una de las primeras obras literarias en que se utiliza la técnica del flashback. El protagonista, John Dowell, habla en primera persona al lector, al que le cuenta todo lo transcurrido en los últimos años, además de sus propias reflexiones, y que ha desbaratado la idea que hasta ese momento tenía acerca de su mujer y de otra pareja, considerados por él como sus mejores amigos. Y no sólo eso, sino el modelo de vida ejemplar del que se creía participe, se desmorona con las revelaciones que le hace Leonora, antes de morir.
A la historia se le puede calificar de “culebrón” sin pretender ser un término despectivo. Lo que quiero explicar es que hay un buen número de personajes, todos relacionados entre sí, de los que se van sabiendo todo tipo de hechos y acciones, al estilo de lo que luego serían, por ejemplo, las obras de Scott Fitzgerald.
Los individuos que por el libro aparecen tienen en común su manifiesta incapacidad para ser felices, para conseguir lo que se proponen. Las trabas que se encuentran, son las que ellos mismos construyen al anteponer ciertas normas, sociales e individuales, a sus propios deseos, en ningún momento asumen su propia condición como inicio para construir su realidad. Cada personaje tendrá su propia configuración, desde los que son sometidos por sus dogmas religiosas que imponen su personalidad por encima de cualquier otra cosa, hasta los que obvian sus impulsos para no desbaratar su status social.
Aún así, ninguno sale especialmente mal parado (a excepción de la mujer del narrador) por la visión del escritor, con todos, el autor tiene cierta displicencia y con dosis de ingenuidad, entiende que sus pulsiones humanas son mucho más fuertes que las apariencias o falsos pilares que sustentan sus vidas. Si Andre Gidé en sus libros diseccionaba perfectamente la podredumbre de la sociedad burguesa, Ford Madox Ford refleja cierto candor por sus personajes, perdidos sin salvación alguna. Con todo, no se elude el sentido trágico de saberse consciente de que este crisol de personajes forman un todo llamado sociedad, de la que resulta casi imposible discernir realidad de disfraz.
Ford Madox Ford se formó en un ambiente intelectual, acostumbrado a viajar habitualmente y a moverse por círculos literarios, pronto hace amistad con Joseph Conrad, la que les lleva a escribir juntos un par de novelas. Son sólo algunos de los innumerables libros , de todos los estilos, que escribió durante su vida, de los cuales destacan “El gran desfile y “El buen soldado”. Intervino en la creación de varias revistas literarias por las que pasaron grandes promesas luego convertidas en autores de referencia, Henry James, Anatole France y Hemignway entre otros.
Perteneciente a la corriente llamada Modernism, comparte con Joyce y Virginia Woolf la decisión de dar por finiquitada la novela clásica decimonónica y con la vista puesta en los franceses Flaubert y Maupaussant , pretenden apartar la, hasta ahora casi total, predominancia de las historias frente a la conciencia de los personajes. Así que son los encargados de construir una nueva novela más empapada en la sicología de los sujetos.
“El buen soldado” es una de las primeras obras literarias en que se utiliza la técnica del flashback. El protagonista, John Dowell, habla en primera persona al lector, al que le cuenta todo lo transcurrido en los últimos años, además de sus propias reflexiones, y que ha desbaratado la idea que hasta ese momento tenía acerca de su mujer y de otra pareja, considerados por él como sus mejores amigos. Y no sólo eso, sino el modelo de vida ejemplar del que se creía participe, se desmorona con las revelaciones que le hace Leonora, antes de morir.
A la historia se le puede calificar de “culebrón” sin pretender ser un término despectivo. Lo que quiero explicar es que hay un buen número de personajes, todos relacionados entre sí, de los que se van sabiendo todo tipo de hechos y acciones, al estilo de lo que luego serían, por ejemplo, las obras de Scott Fitzgerald.
Los individuos que por el libro aparecen tienen en común su manifiesta incapacidad para ser felices, para conseguir lo que se proponen. Las trabas que se encuentran, son las que ellos mismos construyen al anteponer ciertas normas, sociales e individuales, a sus propios deseos, en ningún momento asumen su propia condición como inicio para construir su realidad. Cada personaje tendrá su propia configuración, desde los que son sometidos por sus dogmas religiosas que imponen su personalidad por encima de cualquier otra cosa, hasta los que obvian sus impulsos para no desbaratar su status social.
Aún así, ninguno sale especialmente mal parado (a excepción de la mujer del narrador) por la visión del escritor, con todos, el autor tiene cierta displicencia y con dosis de ingenuidad, entiende que sus pulsiones humanas son mucho más fuertes que las apariencias o falsos pilares que sustentan sus vidas. Si Andre Gidé en sus libros diseccionaba perfectamente la podredumbre de la sociedad burguesa, Ford Madox Ford refleja cierto candor por sus personajes, perdidos sin salvación alguna. Con todo, no se elude el sentido trágico de saberse consciente de que este crisol de personajes forman un todo llamado sociedad, de la que resulta casi imposible discernir realidad de disfraz.