Berlusconi suspende el plan de protección y prevención de malos tratos
SANDRA BUXADERAS
Püblico
Los machistas asesinos pueden respirar un poco más tranquilos en Italia. A partir de ahora, se podrán librar de las penas más duras si alegan que mataron a su pareja por celos. Lo establece la Corte Suprema al limitar hasta un máximo de 14 años la condena a un hombre que mató a cuchilladas a su pareja. El Tribunal justifica su fallo en que, "según la conciencia colectiva" de los italianos, los celos no son del todo "ilícitos". Los principales partidos han protestado, pero ninguno propone por ahora ninguna ley que rectifique la jurisprudencia machista de la máxima instancia judicial.
La concepción de la mujer como un ser creado para el placer del hombre, que en sus casos más graves conduce al maltrato y hasta a la muerte, sigue muy arraigada en Italia y su líder político, Silvio Berlusconi, no tiene ninguna intención de combatirla.
Los medios de comunicación, aunque con honrosas excepciones, tampoco colaboran contra la violencia de género. Los programas de televisión no sólo están copados de veline, mujeres contratadas con el único fin de mostrar su belleza, sino que también obvian las noticias sobre maltrato.
Como cuenta Susanna Bianconi, presidenta de la Casa de la Mujer contra la Violencia de Bologna, cuando un hombre mata a su compañera, los informativos suelen hablar de "acto de locura, de celos, algunas veces hasta de demasiado amor". Incluso existe un programa llamado Amor criminal. "Cuando se habla de violencia contra la mujer se focaliza mucho sobre las violaciones por desconocidos. Y la derecha se ha movilizado, sobre todo, en casos en que el agresor era extranjero", añade Bianconi.
El Gobierno de Berlusconi se ha movido precisamente a raíz de una cadena de violaciones cometidas en un parque de Roma y ha aprobado un decreto que prevé prisión de por vida para el asesino que antes haya violado a la víctima. También incluye por primera vez como delito el acoso sexual.
Las asociaciones de mujeres han aplaudido la medida, pero echan en falta una norma que, como la española, contemple la violencia de género de forma integral. Pero no la reclama ni siquiera la oposición pues, como explica Vittoria Franco, del Partido Democrático, prefieren dar una oportunidad a la nueva ley.
Falta de presupuesto
Lo que sí denuncia Franco es que "el Gobierno ha paralizado los recursos contra la violencia". El Ejecutivo anterior de Romano Prodi (centroizquierda) había aprobado un plan dotado con 20 millones de euros al año para protección y prevención. El actual Gobierno lo ha suspendido, alegando falta de dinero, y se limita a acciones aisladas, como publicitar un teléfono gratuito para las maltratadas.
Un portavoz del Ministerio de Igualdad de Oportunidades asegura que el plan se reactivará en septiembre y se dotará de 29 millones. Sin embargo, las asociaciones contra el maltrato piden que se concrete la partida y que por fin se resuelva el atraso de Italia en número de centros de protección para maltratadas.
La sociedad civil exige ir más allá y combatir el machismo de raíz. Y la única forma es promover otra imagen de la mujer, algo difícil en un país donde el propio primer ministro aparecía la semana pasada en un vídeo en el que se acerca a una asesora gubernamental tras el terremoto en Abruzo y le pregunta si puede "palparla un poco" para hacerse una foto de grupo. Los mismos días, le soltó a una médico que le encantaría ser reanimado por ella.
Sólo su mujer, Veronica Lario, ha podido frenarle. Logró que rectificara sus planes de incluir en sus listas electorales a un buen puñado de mujeres elegidas por su exuberancia física y no por su valía política. Pero cuando fue más allá y pidió el divorcio, acusando a su marido de ser un mujeriego capaz incluso de frecuentar a menores de edad, la mitad de la sociedad italiana no la comprendió, como reflejan las encuestas. En televisión incluso aparecieron mujeres pidiendo al primer ministro que zurrara a su esposa.