KEPA ARBIZU
Lumpen
Existen muchos músicos que consideran imprescindible, para expresar todas sus cualidades, buscar otros caminos de expresión al margen del grupo al que pertenecen. Es cierto que a algunos sólo les mueve la necesidad de ver su nombre constantemente en “los papeles” y musicalmente no aportan nada reseñable, otros, en cambio, lo hacen por la necesidad de dar forma a sus diferentes iniciativas.
Ken Stringfellow pertenece al segundo tipo. Componente de los Posies, grupo de pop-rock clave para entender toda la escena alternativa de los años noventa, nunca ha tenido ningún prejuicio para acompañarse de otra gente con el fin de mostrar toda su creatividad y sus distintas visiones musicales.
Esto le ha llevado a formar parte de innumerables formaciones. Por nombrar sólo algunas, ha pertenecido durante algún tiempo a los famosos R.E.M. pero también ha colaborado en otros proyectos menos conocidos, como Minus 5, excelente grupo creador de un rock elegante, o se ha arrimado a los acelerados Lagwavon, pertenecientes a la hornada de punk melódico.
En esta ocasión se ha juntado con los Briskeby, afamado grupo en Noruega pero casi desconocido fuera de ese territorio. El sonido de los nórdicos hasta ahora estaba basado en un indy rock abierto a influencias de sonidos electrónicos. Ahora, en este nuevo proyecto, The disciplines, sustituyen la voz femenina de su cantante, Lise, por la de Stringfellow, y aceleran considerablemente sus revoluciones.
No se puede negar que el californiano siempre tiene en su cabeza la búsqueda, más directa o soterrada, de la perfecta melodía pop, o lo que es lo mismo, el esquema “beatleniano” de canción. Y “Smoking kills” no es una excepción a ese respecto, con esa meta, el camino lo hace a base de fuertes guitarras y mucha melodía, lo que proporciona al conjunto un peculiar sonido power-pop con pequeñas dosis de garage.
El disco comienza con el ritmo trepidante del bajo que suena en “Yours the taking”, que nos pone en la pista de una de las referencias más repetidas a lo largo del disco, que no es otra que la de los dos grupos de Jack White, White stripes y The Raconteurs. Así “Get it right” y sobre todo “There’s a law” manejan esas mismas coordenadas.
“Best mistake” y “Oslo” son los dos “hits” que se esconden en este trabajo. Su éxito se basa en la misma fórmula pero facturada de manera casi contraria. La primera, un ritmo muy pegadizo, lleno de altibajos que favorece a conectar con el público. La segunda utiliza los mismos “trucos” pero al servicio de una canción lenta y por momentos algo ñoña. Ninguna de las dos está entre lo mejor del disco. Mucho más interesantes resultan “Like so many times before” con un deje a los Beatles, incluidos los coros, o la más “sucia” de todas ellas, “Cause or FX”.
Quitando algunos momentos algo azucarados que harán las delicias de los aficionados al nuevo sonido de Green Day, el nuevo artefacto sonoro preparado por Ken Stringflellow desprende energía y unos buenos “pildorazos” para animar la tarde a cualquiera. No se sabe si será un grupo estable o un simple entretenimiento, pero en este momento, eso es lo menos importante.
Ken Stringfellow pertenece al segundo tipo. Componente de los Posies, grupo de pop-rock clave para entender toda la escena alternativa de los años noventa, nunca ha tenido ningún prejuicio para acompañarse de otra gente con el fin de mostrar toda su creatividad y sus distintas visiones musicales.
Esto le ha llevado a formar parte de innumerables formaciones. Por nombrar sólo algunas, ha pertenecido durante algún tiempo a los famosos R.E.M. pero también ha colaborado en otros proyectos menos conocidos, como Minus 5, excelente grupo creador de un rock elegante, o se ha arrimado a los acelerados Lagwavon, pertenecientes a la hornada de punk melódico.
En esta ocasión se ha juntado con los Briskeby, afamado grupo en Noruega pero casi desconocido fuera de ese territorio. El sonido de los nórdicos hasta ahora estaba basado en un indy rock abierto a influencias de sonidos electrónicos. Ahora, en este nuevo proyecto, The disciplines, sustituyen la voz femenina de su cantante, Lise, por la de Stringfellow, y aceleran considerablemente sus revoluciones.
No se puede negar que el californiano siempre tiene en su cabeza la búsqueda, más directa o soterrada, de la perfecta melodía pop, o lo que es lo mismo, el esquema “beatleniano” de canción. Y “Smoking kills” no es una excepción a ese respecto, con esa meta, el camino lo hace a base de fuertes guitarras y mucha melodía, lo que proporciona al conjunto un peculiar sonido power-pop con pequeñas dosis de garage.
El disco comienza con el ritmo trepidante del bajo que suena en “Yours the taking”, que nos pone en la pista de una de las referencias más repetidas a lo largo del disco, que no es otra que la de los dos grupos de Jack White, White stripes y The Raconteurs. Así “Get it right” y sobre todo “There’s a law” manejan esas mismas coordenadas.
“Best mistake” y “Oslo” son los dos “hits” que se esconden en este trabajo. Su éxito se basa en la misma fórmula pero facturada de manera casi contraria. La primera, un ritmo muy pegadizo, lleno de altibajos que favorece a conectar con el público. La segunda utiliza los mismos “trucos” pero al servicio de una canción lenta y por momentos algo ñoña. Ninguna de las dos está entre lo mejor del disco. Mucho más interesantes resultan “Like so many times before” con un deje a los Beatles, incluidos los coros, o la más “sucia” de todas ellas, “Cause or FX”.
Quitando algunos momentos algo azucarados que harán las delicias de los aficionados al nuevo sonido de Green Day, el nuevo artefacto sonoro preparado por Ken Stringflellow desprende energía y unos buenos “pildorazos” para animar la tarde a cualquiera. No se sabe si será un grupo estable o un simple entretenimiento, pero en este momento, eso es lo menos importante.