"Los mejores traductores de árabe son las granadas"


Un grupo de militares israelíes denuncia los métodos del Ejército en la invasión de Gaza


EUGENIO GARCÍA GASCÓN
Público



La invasión israelí de la franja de Gaza en enero conllevó la muerte de un gran número de civiles palestinos, en gran parte a causa de las instrucciones que los oficiales dieron a los soldados antes del ataque, según se desprende de más de medio centenar de declaraciones de 26 soldados judíos que participaron en la operación.

Los declarantes reconocen que en una ocasión mataron a un palestino que caminaba por una calle "donde no debía estar"; en otra ocasión dispararon contra un motociclista sin ninguna razón aparente; a menudo usaron misiles y bombas para entrar en casas; dispararon bombas de fósforo en zonas donde habitualmente juegan niños y arrasaron un barrio completo porque los milicianos les disparaban desde cuatro casas.

Los testimonios los ha recogido la organización Shovrim Shtika (Romper el Silencio) durante los últimos meses. Shovrim Shtika es un pequeño grupo que se dedica a denunciar los abusos que comete el Ejército israelí en los territorios ocupados. Lo dirige Yehuda Shaul, un sargento en la reserva, y está integrado en su mayor parte por ex militares.

Según Shaul, en enero fue la primera vez que el Ejército israelí aplicó un "auténtico sistema de guerra" contra civiles en la franja de Gaza. Antes de entrar los soldados, la aviación bombardeaba los lugares a invadir, a continuación la artillería disparaba sus obuses y luego entraban los tanques, y todo ello ocurría en zonas densamente pobladas por civiles. "Esta era la única manera de tener pocas bajas", añade Shaul.

La ausencia de normas fue deliberada

A diferencia de lo que ocurrió en las guerras anteriores, en la invasión de Gaza los soldados no tenían instrucciones precisas de sus mandos sobre cuál debía ser su comportamiento. Shovrim Shtika concluye que esta ausencia de órdenes específicas fue deliberada, de manera que "el enemigo era todo lo que había".

El reservista Amir es el único que ha querido revelar su nombre. "Estuvimos una semana de maniobras antes de la invasión y enseguida nos dimos cuenta de que no era una campaña como las demás, sino una guerra. Se nos permitió disparar contra todo y esto convirtió la operación Plomo Fundido en algo distinto".

Lo normal era que los militares destruyeran las viviendas, pero en los casos en que entraron en ellas lo hicieron aplicando sin ningún protocolo la llamada entrada húmeda, es decir disparando a discreción y lanzando granadas sin verificar qué había dentro. La entrada húmeda se opone a la entrada seca. En esta última se toman ciertas precauciones para evitar causar daños a civiles.

Los 26 soldados que han declarado no se han expresado en contra de la operación Plomo Fundido, sino en contra de situaciones específicas. Dos soldados, por ejemplo, han denunciado la orden de un superior de matar a un palestino que caminaba por una carretera y que no constituía ningún peligro para nadie.

Un declarante afirma que uno de sus superiores, durante una arenga, les dijo a sus subordinados que "los mejores traductores de árabe son las granadas". Prácticamente todos los declarantes denuncian la destrucción masiva de casas. Un soldado explica que su unidad estuvo destruyendo casas entre Zaytun y Netzarim durante una semana completa sin que nadie les atacara ni una sola vez.

Varios declarantes denuncian el uso habitual de johnnies, que es como los soldados israelíes llaman a los palestinos que utilizan como escudos humanos. Con frecuencia les obligaban a entrar en las casas antes de que lo hicieran los soldados, aunque esta práctica ha sido condenada por la legislación internacional y por el Tribunal Supremo de Israel.

Charlas de rabinos

El sargento de infantería M. cuenta que durante las maniobras previas a la invasión, el rabinato distribuía panfletos con lecturas de la Torá, "material específicamente político" que comparaba a los palestinos con los filisteos de la antigüedad, diciendo que los palestinos no pertenecen a esta tierra. Un rabino de nombre Chen les dio una charla sobre "la santidad del pueblo de Israel" y llamó a los palestinos "hijos de las tinieblas".

El abogado Michael Sfard, que se ha especializado en cuestiones humanitarias, se pregunta si pueden llamarse "batallas" a los bombardeos unilaterales de los tanques, la artillería y los helicópteros de combate. En su opinión, la "guerra" de Gaza constituye "uno de los ataques más duros que Israel ha infligido a una zona urbana densamente poblada por civiles".

Sfard denuncia que el Ejército no distinguió entre combatientes y civiles, lo que explicaría el gran número de civiles muertos, la inmensa mayoría de las 1.314 víctimas mortales que se produjeron de acuerdo con las estimaciones más moderadas. Los 54 testimonios revelan, según Sfard, que los oficiales transmitieron a sus soldados un "mensaje no escrito", una "orden repetida", para que hicieran absolutamente todo lo que estuviera a su alcance para que no hubiera bajas entre los soldados, de ahí que no deban sorprender las consecuencias.

El abogado recuerda que el principio básico de las leyes de guerra es el principio de distinción: "Las partes en conflicto distinguirán en todo momento entre la población civil y los combatientes y entre los objetos civiles y los objetivos militares, y en consecuencia dirigirán sus operaciones sólo contra objetivos militares". Este principio no se aplicó.