‘Made in LA’: hacerse en la lucha


La lucha de migrantes latinas en las fábricas de EEUU


IRENE G. RUBIO
Diagonal




Maura, Lupe y María, tres inmigrantes latinas, hicieron frente a la compañía que las contrataba por sueldos de miseria. Almudena Carracedo las acompañó cámara en mano, y el resultado es ‘Made in LA’, un documental que muestra su transformación como trabajadoras y mujeres.

DIAGONAL: ¿Cuál era tu idea inicial y cómo evolucionó con el tiempo?

A. CARRACEDO: Mi objetivo era tan sólo realizar un pequeño corto documental que retratara las condiciones de las inmigrantes latinas en las fábricas de Los Ángeles. Las mujeres acababan de empezar un boicot contra una empresa de ropa para la que cosían, y la energía en esos días era electrizante. Pero lo que no anticipaba es que su campaña iba a llevar tres largos años, y que acabaría grabando todo ese proceso.

D.: ¿Qué intención tenías: denunciar una situación, mostrar una realidad silenciada a un público que quizás ni sabe que existe...?

A.C.: Quería realizar un retrato íntimo y profundo de una experiencia cada vez más universal: la lucha de muchos inmigrantes para comenzar una nueva vida, para aprender sus derechos y proclamar su voz. Espero que Made in LA pueda proporcionar un ventana profundamente humana para ver y entender esta lucha del inmigrante.

D.: Acompañar con tu cámara un proceso que duró unos tres años te ha permitido presenciar la transformación de las protagonistas. ¿Cómo te planteaste el rodaje?

A.C.: Las trabajadoras retratadas en el documental pertenecen a un colectivo ignorado, marginado y sin voz. A medida que empecé a conocerlas, me impresionó su necesidad de contar su historia. Les sorprendía y a la vez enorgullecía que alguien quisiera escuchar. Pasé muchísimo tiempo con ellas y se fue forjando entre nosotras una intimidad muy profunda, que pude capturar con la cámara. Hablar en español, ser mujer, y trabajar prácticamente sola fue poco a poco inspirando confianza y me permitió abrir una puerta de amistad y de respeto mutuo. No llegué con la cámara, grabé y me fui, sino que conviví con ellas y me convertí en un integrante más de su campaña.

Luchar cambia a la gente y fue impresionante observar, con la cámara, cómo cada mujer desarrollaba su sentido de autoestima y valía, y empezaba a entender y afirmar su dignidad personal. Fue en ese momento cuando nos dimos cuenta de que ‘ésta’ era la historia que teníamos que contar, y que su lucha contra la tienda de ropa no tenía valor sólo en sí misma, sino que estaba sirviendo de catalizador para que cada una de ellas experimentara su camino hacia la afirmación personal.

D.: ¿Qué te llevó a adoptar el punto de vista de las mujeres, frente a enfoques más clásicos que priorizan las entrevistas a expertos?

A.C.: Tras siete meses de edición a tiempo completo, con el reto de convertir 150 horas de grabación verité en una película, el documental no estaba mal, pero no funcionaba del todo. Fue un momento muy, muy duro. Durante dos meses, con la editora ausente por vacaciones, Robert (productor y coguionista) y yo nos sentamos y recomenzamos la edición desde un punto de vista diferente: el de las mujeres. Ellas eran la voz del documental, y todo lo que había ocurrido tenía que experimentarse a través de sus miradas y sentimientos. Así reeditamos las secuencias, y todo empezó a fluir como si la historia hubiera estado ahí en todo momento, esperando a que la encontráramos.

Parte del proceso de esta película fue precisamente entender que las mujeres eran las expertas de sus propias circunstancias. Así, las entrevistas que había hecho con expertos como Noam Chomsky o Howard Zinn, quedaron para los extras del DVD, y la película evolucionó hacia una narrativa basada en los personajes. La historia no se construye sobre entrevistas de algo ‘que ya ha pasado’, sino sobre escenas que retratan la vida y la evolución de las mujeres. Esto permite al espectador experimentar, ponerse en su piel, y convierte al documental en una herramienta valiosa de lucha y educación.

D.: ¿Cómo ha sido la recepción del documental? ¿Qué respuesta habéis obtenido del público?

A.C.: Made in L.A. se estrenó en el Festival de Documentales Silverdocs en Washington D.C. y luego en el Festival de Cine de Los Ángeles. Fue impresionante ver una audiencia tan diversa, con personas que no hablaban el mismo idioma y que normalmente jamás se habrían conocido, sentadas en la misma sala, riendo y llorando. Creo que la gente no esperaba divertirse tanto y a la vez emocionarse tanto con las historias. Aunque siempre creímos que la película iba a ser muy bonita, ¡fue increíble ver su impacto en la gente cuando apenas está empezando a salir al mundo!

DE LA DIFICULTAD, VIRTUD

D.: ¿Sigues en contacto con las protagonistas? ¿Qué les pareció la película?

A.C.: La mujeres han estado involucradas en el proceso en todo momento. Antes del estreno, les mostré la película. Yo estaba bastante nerviosa. Las tres rieron y lloraron durante toda la película. Al final, Maura me abrazó contenta: “¡Por fin entiendo lo que has estado haciendo todos estos años!”. En ese momento yo también acabé de entenderlo. Por mi parte, como creadora he aprendido a hacer un documental. Producir un trabajo así requiere mucho sacrificio y esfuerzo, muchos años y mucha perseverancia. No tener financiación durante los cuatro primeros años fue una experiencia muy difícil que sin embargo me formó como ‘empresaria’ y creadora. Como persona, he aprendido a ver. Antes era bastante activista, pero estaba más enfadada con el mundo, no había encontrado mi manera de expresarme y de generar cambio. Ahora intento entender a la gente y sus motivaciones personales.