Obama defiende la guerra al recibir el Nobel de la Paz



El presidente de EEUU hace un alegato a favor del uso de la fuerza para justificar su escalada militar en Afganistán. Admite la "considerable controversia" que ha surgido por su galardón




CARLOS ENRIQUE BAYO
Público

Ansioso por justificar que ordenase la movilización de 30.000 soldados más en el frente de Afganistán sólo nueve días antes de recibir el Premio Nobel de la Paz, el presidente norteamericano, Barack Obama, pronunció ayer en Oslo un auténtico alegato en favor de la guerra "justa", eso sí en su discurso de aceptación del galardón internacional.

Desde los primeros compases de su alocución, Obama trató de contrarrestar "la considerable controversia" que ha generado el hecho de que el premiado es "el comandante en jefe de una nación que está en medio de dos guerras", como él mismo admitió nada más empezar. "Una de esas guerras", continuó, "se está mitigando. La otra es un conflicto que América no buscó; uno en el que contamos con otros 43 países, incluida Noruega, en un esfuerzo por defendernos y defender a todas las naciones de nuevos ataques".

LA "GUERRA JUSTA" - De último recursoo en defensa propia, proporcional y que respete a los civiles

Esa disculpa de la campaña militar de Afganistán sin reconocer que EEUU atizó y armó a los muyahidines en el pasado, así como la crítica velada a la invasión de Irak que lanzó su predecesor Bush, se convirtió en el hilo conductor de un discurso casi belicista (para un Nobel de todo lo contrario) en el que llegó a hacer bandera de que "los instrumentos de guerra sí tienen una función que jugar en la preservación de la

Incluso trazó las tres líneas maestras de lo que ha de ser "el concepto de guerra justa", algo "sólo justificado si cumple ciertas condiciones previas: que sea de último recurso o en defensa propia; si la fuerza usada es proporcional, y si, siempre que sea posible, se libra a los civiles de la violencia". Unas premisas que sin duda excluyen como tal la cruenta ofensiva de Israel contra Gaza hace casi un año.

Precisamente fue el conflicto árabe-israelí el que subrayó el presidente, ya hacia el final de su discurso, como uno de los que "parece que van hacia atrás" y "se endurecen", en lo que constituyó una patente muestra de la frustración de Obama por lo infructuoso de sus esfuerzos para reactivar el diálogo de paz en Oriente Próximo. Pero eso también le dio pie a fustigar "el uso de la religión para justificar el asesinato de inocentes por los que han distorsionado y profanado (...) el islam" (es decir, Al Qaeda), al tiempo que aprovechaba para proclamar que "ninguna guerra santa puede ser jamás una guerra justa", en otra referencia a Afganistán y los yihadistas talibanes.

Proclama que suavizó a oídos musulmanes con una referencia casi simultánea a "las crueldades de las cruzadas".

MARTIN LUTHER KING - "Como consecuencia directa de su causa, soy un testimonio vivo de la no violencia"

En su manual de guerra y paz, Obama también encontró espacio para la segunda, y procuró honrar al Mahatma Gandhi y a Martin Luther King, de quien dijo ser "alguien que está aquí como consecuencia directa de su causa (...), un testimonio vivo de la fuerza moral de la no violencia". Pero de inmediato enfatizó: "No me puedo guiar exclusivamente por sus ejemplos. Hago frente al mundo tal como es y no puedo permanecer ocioso ante las amenazas al pueblo americano" (por estadounidense).

Así que aleccionó a la selecta audiencia de un millar de personas encabezadas por los reyes Harald y Sonia de Noruega: "No se equivoquen. La maldad existe en este mundo. Un movimiento no violento no hubiera detenido a los ejércitos de Hitler. Las negociaciones no pueden convencer a los líderes de Al Qaeda de que depongan las armas. Decir que la fuerza es a veces necesaria no es un llamamiento al cinismo, sino un reconocimiento de la historia; de las imperfecciones del hombre y de los límites de la razón".

LA MORAL DE EEUU - "América nunca ha librado una guerra contra la democracia"

En su largo alegato en favor de la necesidad de la guerra, tras recibir la medalla del Nobel de la Paz entre más de un minuto de aplausos, Obama se esmeró en reivindicar la actuación moral de EEUU y hasta proclamó que "América nunca ha librado una guerra contra la democracia", algo difícilmente defendible a la luz histórica de las intervenciones militares estadounidenses para imponer dictaduras en Latinoamérica y Asia.

"Los instrumentos de guerra tienen un papel para preservar la paz"
Pero admitió que, cuando EEUU se aparta de "las reglas del camino" que él trazó ayer de nuevo aludiendo a la guerra de Irak, "se menoscaba la legitimidad de futuras intervenciones, por muy justificadas que estén". Como los ejemplos que había poco antes puesto sobre el uso de la fuerza "por razones humanitarias" en los Balcanes o para actuar conjuntamente frente a "estados fallidos" como Somalia.

En cuanto a la paz, también dictó tres principios básicos para alcanzarla: "desarrollar alternativas a la violencia que sean lo bastante duras como para cambiar el comportamiento" de "las naciones que rompan normas y leyes"; "reconocer que sin derechos humanos la paz es una promesa vacía"; y admitir que "una paz justa incluye no sólo derechos civiles y políticos, sino también seguridad económica y de oportunidades".

En su conjunto, un discurso histórico para un Nobel de la Paz, puesto que estuvo teñido en todo momento por consideraciones bélicas. Incluso argumentó que hay que combatir el cambio climático porque "los líderes militares" se han dado cuenta de que es una amenaza para la seguridad común.