Tom Petty: Ese clásico semidesconocido (guía para principiantes)


Nunca ha tocado en nuestro país, Europa no entra en sus coordenadas y, sin embargo, pese a saber poco de él (se le conoce más por su participación en los Traveling Wilburys), Tom Petty es una figura esencial del rock norteamericano, un músico de corte clásico a la altura de los más grandes. Para aquellos que no sepan demasiado de él, aquí va esta guía para introducirse en lo esencial de su discografía


JUANJO ORDÁS
Efe Eme




Tom Petty es el luminoso rock californiano de The Byrds, las perfectas melodías de The Beatles, la firmeza lírica y rockera de Dylan junto toda la amalgama de sonidos enraizados en la tradición norteamericana. Pero con más contundencia que el grupo de Roger McGuinn, más feroz que los fab four, sin la retórica del de Duluth y aglutinando blues, folk o country sin purismos.

Su temperamento musical y estilo personal hacen del de Florida (con o sin su brutal banda de acompañamiento, The Heartbreakers) un músico inimitable, famoso por su magnífica obra y por el control que ejerce sobre ella. El hecho de no haber trabajado Europa como mercado ha impedido su crecimiento como fenómeno dentro de nuestras fronteras, aunque en EEUU sea una leyenda viva que toca para multitudes. No obstante, la influencia de Petty se aprecia en los nuevos genios musicales españoles como Quique González (¿alguien recuerda ‘Fiesta de la luna llena’?) o en bandas consolidadas como Los Secretos.

La edición de la fantástica y enorme caja “The live anthology” (también en versión reducida y más económica) nos lleva a repasar algunos de los discos fundamentales del americano, puntos de inflexión en una carrera dorada. No están todos los que son pero sí son todos los que están, paradas obligadas para rememorar a un artista tan legendario como Young, Springsteen o el mismísimo Dylan o para iniciarse en su granada discografía.

EL DEBUT:
“Tom Petty and The Heartbreakers”
(SHELTER RECORDS, 1976)

Sólido y espectacular primer trabajo de Petty y sus Heartbreakers, un disco homónimo que presenta excelentes credenciales, con influencias bien diluidas y un estilo propio. La particular voz de Petty resulta sutil y aguerrida cuando es necesario, pero siempre refinada y muy distinguida. Esta inicial colección de canciones resulta perfecta –cada tema está colocado en su exacto lugar–, con distintos ambientes pero todo prensado por una producción sofisticada, cercana a la new wave. No solo contiene el luminoso clásico ‘American girl’ (tema bandera de Petty) sino también las nocturnas ‘Breakdown’ (otro clásico de su cancionero), ‘Strangered in the night’ (con su socarrón estribillo) y paradas en atardeceres taciturnos como ‘The wild one, forever’. El fraseo de Petty en ‘Anything that’s rock and roll’ y su juego de guitarras junto al solista de los Heartbreakers, Mike Campbell, indican dos cosas: Que el primero es un líder nato capaz de reactualizar el rock tradicional y que el segundo no solo es genial a las seis cuerdas, sino que como mano derecha de Petty es imprescindible. Mención a parte también merecen las teclas de Benmont Tench, quien acapara protagonismo en más de una ocasión, articulando con elegancia clásicos como el citado ‘Breakdown’ junto a la cálida batería del soberbio Stan Lynch o aportando nervio a ‘Fooled again (I don’t like it)’. El citado batería, junto a un muy buen bajista como es Ron Blair –gran trabajo el de este hombre en ‘Rockin around (with you)’– forman una sección rítmica impecable, más vibrante que precisa, con alma y rock and roll.


LA EXPLOSIÓN:
“Damn the torpedoes”
(MCA, 1979)

Fue este, su tercer disco, el que lanzó a Tom Petty and The Heartbreakers al estrellato del rock americano. Algo lógico, “Damn the torpedoes” es magnífico, aunque sus dos predecesores no le andaban a la zaga. El exultante Petty de la portada no engaña, sabe que se trae una enorme colección de canciones entre manos y que la banda echa chispas cuando toca. La antítesis entre dos singles como el oscuro ‘Refugee’ y el brillante ‘Don’t do me like that’ fueron las dos ruedas sobre las que “Damn the torpedoes” se lanzó, pero aquí había más, mucho más.

‘Here comes my girl’ proponía un modelo específico de canción, con estrofas habladas, un puente cantado y un estribillo fulminantemente hermoso. El órgano de Benmont Tench vuelve a ser parte fundamental del disco en combinación perfecta con la guitarra rítmica de Petty y la soltura de Campbell, quien completa los temas con escogidos arreglos y su alambicada guitarra solista. Buen ejemplo de todo ello son las radiantes ‘Even the loosers’ y la ya citada ‘Don’t do me like that’, ambas clásicas de sus conciertos aunque la última fuera rescatada del repertorio de Mudcrutch, banda seminal de Petty, Campbell y Tench.

“Damn the torpedoes” son buenas vibraciones constantes, un petardazo de electricidad americana preparado para dinamitar un estadio tras otro. Y eso es lo que afotunadamente hizo, pues las disputas entre Petty y la discográfica dejaron a este en una débil situación económica aunque acabó saliéndose con la suya. En cualquier caso, el disco reventó las listas y demostró a la industria que Petty defendía su obra e integridad hasta las últimas consecuencias.

EN SOLITARIO:
“Full moon fever”
(MCA, 1989)

Primer disco en solitario sin el respaldo de los Heartbreakers –tan solo Mike Campbell fue mantenido en nómina, los demás, meros invitados– y con Jeff Lynne (Electric Light Orchestra) como mano derecha. Petty precisa liberarse del peso que supone liderar a una banda y jugar con nuevas dinámicas creativas junto a Lynne. “Full moon fever” es un trabajo que los Heartbreakers jamás habrían grabado, con un sonido de autor más que de banda, moldeable y dúctil incluso en las piezas más aceleradas. Hay mucho más espacio en las canciones, más oxígeno.

Se abre con ‘Free fallin’ (una canción digna del mejor songwritter), hace hueco para la acústica y folkie ‘Yer so bad’ y cede espacio para apuntes rockeros de categoría como ‘Running down a dream’ (¡atentos a ese riff!) o la melodía de ‘Love is a long road’. En el imparable single ‘I won’t back down’ (un inmejorable medio tiempo pop de guitarras meditadas) se deja escuchar la guitarra y coros de George Harrison aunque también hay que mencionar las voces de Howie Epstein, el otro gran bajista tras la salida de Ron Blair, que contribuyó a la banda con su talento a las seis cuerdas y a las voces (él permitió que Petty pudiera jugar con aún más con armonías vocales).

Pese a tratarse de un disco en solitario, las canciones se incorporaron al repertorio de los Heartbreakers, con la banda haciendo suyas piezas con las que apenas habían tenido nada que ver. “Full moon fever” ayudó a Petty a romper fórmulas y a mantener viva a una banda que supo interpretar los deseos de su líder en solitario y adaptarlos a su historia grupal.

EL RECOPILATORIO:
“Greatest hits”
(MCA, 1994)

Para aquellos que deseen introducirse en la obra de Petty sin recurrir a ningún disco concreto existe este “Greatest hits”, editado en 1994. Hay otras recopilaciones más completas, pero esta no solo es efectiva y la más económica de todas, sino que es la que contiene dos temas inéditos, una versión de ‘Something in the air’ de Thunderclap Newman y una canción de nuevo cuño, la magnífica ‘Mary Jane’s last dance’.

Estas fueron las últimas grabaciones del batería Stan Lynch junto a la banda. El músico se sentía molesto por las escapadas en solitario de Petty, resultándole complicado asimilar que las canciones del líder formaran parte del repertorio de los Heartbreakers.

El repaso concluye con temas del que fue el disco de regreso de Petty junto a los Heartbrakers, “Into the great wide open” –en cuya gira se había incorporado como miembro permanente el multiinstrumentista Scott Thurston (Iggy Pop, Stooges)– y con las citadas inéditas, por lo que da una cobertura certera y no demasiado extensa de la carrera del músico y su banda. Además, obviamente se incluyen temas que no aparecen en los discos reseñados en este artículo y que son imprescindibles como ‘Listen to her heart’ o ‘The waiting’.

LA MADUREZ:
“Wildflowers”
(WARNER, 1994)

Tras “Into the great wide open” y el “Greatest Hits”, Petty regresa en solitario al estudio de grabación, aunque el título engaña. Firmar “Wildflowers” únicamente con su nombre viene a ser una cuestión de dominio creativo más que un golpe autoritario. Y es que para este trabajo Petty se rodeó de los Heartbreakers como acompañamiento, con él y el productor Rick Rubin controlando la grabación. Y es que parece que el líder disfruta de estas pequeñas fugas que se traducen en trabajaos más personales y menos grupales.

El legendario músico de sesión Steve Ferrone se incorpora como Heartbreaker para sustituir a Stan Lynch y dota a “Wildflowers” de uno de los mejores sonidos de batería que se hayan escuchado nunca, contundente y limpio.

“Wildflowers” es un disco campestre, aunque no necesariamente acústico. Sí, hay canciones de corte desenchufado (‘Wildflowers’) y sin distorsión (la melancólica ‘It’s good to be king’, un encuentro entre Dylan y los Fab Four) pero también piezas eléctricas de temática rural (las indómitas ‘Cabin down below’ y ‘Honey bee’ podrían ser entonadas por un red neck en un buen día) o reflexivos temas que también tiran de enchufe (el genial sigle ‘You don´t know how it feels’ o‘Time to move on’, con un gran teclado de Benmont Tench). La citada influencia de los Beatles (‘Only a broken heart’, ‘To find a friend’ con Ringo Starr de invitado) se hace sentir con más fuerza que nunca en un trabajo artesanal, hermoso y magnífico en el que Petty se consolida como un gran letrista, capaz de crear imágenes a partir de esbozos de lenguaje.

A lo largo del disco, el bajista Howie Epstein no solo ejecuta un gran trabajo a las cuatro cuerdas, sino que provee armonías vocales preciosas que se ajustan a la voz de Petty a la perfección, con una sensibilidad única. Epstein moriría por abuso de drogas en 2003. Con el dolor en sus corazones, Petty y la banda le reemplazaría por Ron Blair, su primer bajista. Nadie ha dejado jamás de hablar bien de él.

LA CAJA:
“The live anthology”
(WARNER, 2009)

Fabulosa caja que repasa en cinco CDs algunos de los mejores momentos de Tom Petty y los Heartbreakers sobre el escenario, aparte de un completísimo libreto (Petty comenta cada una de las canciones), un EP pirata facsímil, un DVD con un documental parcialmente inédito sobre la grabación del ya comentado “Wildflowers” y un DVD con un concierto del 78. Impresionante. Existe una versión sencilla compuesta por cuatro CDs, aunque el desembolso por el paquete completo bien vale la suma que cuesta.

Centrándonos en la parte exclusivamente musical, los cinco CDs se nutren de grabaciones de distintos conciertos, aunque se han tratado de tal forma que el sonido es completamente homogéneo y sin fisuras, ¡realmente no se sabe cuándo se salta de una época a otra! Quienes deseen disfrutar de un concierto completo puede hacerse con alguno de los múltiples DVDs que Petty y su banda han editado a lo largo de los años, en “The live anthology” el concepto es recorrer la historia del grupo y un buen puñado de sus mejores canciones. Hay que insistir en el trabajo que ha debido suponer para el ingeniero de sonido Ryan Ulyate empastar con tan buena mano temas que van desde los setenta hasta prácticamente la actualidad; aunque Petty y Campbell también han trabajado lo suyo junto a Ulyate escuchándose más de tres mil canciones.

Lo mejor de todo es que cada disco tiene una estructura muy pensada que hace de cada CD una pieza con ritmo propio. Claro que se pueden escuchar todos seguidos, pero individualmente funcionan a la perfección, como pequeños conciertos independientes con sus medidos inicios, sus detonaciones rockeras, sus momentos intimistas y sus estampidas finales (quizá el tercer CD se centre un tanto más en el desarrollo instrumental, que no canciones instrumentales). Una gran idea que hace de su escucha una delicia.

Pero los temas seleccionados no solo se ciñen a los clásicos. Claro que aquí se encuentran muchas de las canciones que se han citado a lo largo del presente texto (aunque en el tintero quedan algunas imprescindibles como ‘Listen to her heart’ y ‘Walls’) pero gran parte de lo atractivo del repertorio son los temas inéditos (‘Surrender’ y ‘Melinda’ son prodigiosas) y las diecisiete versiones desperdigadas a los largo del minutaje con estupendas redenciones de Grateful Dead, Willie Nixon The Byrds.